El euro igualó su paridad por primera vez desde el 2002, al dólar estadounidense y por momentos permaneció por debajo a 0.9998 por dólar.
Lo anterior se fue gestando como consecuencia de la guerra Rusia-Ucrania, y precisamente derivado de la reducción del suministro de gas por parte de Rusia a países de Europa a lo largo de este conflicto, y actualmente la posibilidad que se lleve a cabo un corte total ha generado un escenario donde la confianza a la divisa no ha salido bien librada.
La unión europea recibía cerca del 40 % del gas producido por Rusia antes del conflicto y aunque estos países se han enfocado a reducir la dependencia, aún es muy grande y con claras consecuencias en su estabilidad.
A este panorama de crisis energética se le suma la inflación y la posible reacción del Banco Central Eurpoeo (BCE) de subir las tasas, acción que puede influir negativamente al crecimiento de la zona. El desafío está en las medidas que se tomen por parte de esta institución para mantener e incluso reducir la inflación. El resultado lo veremos en el corto y mediano plazo de acuerdo a las políticas que el BCE adopte.
