
En nuestro país una de las grandes áreas de oportunidad para un mejor desarrollo en todos los ámbitos es la educación financiera, de acuerdo con el ejercicio de medición estandarizado y de comparación de las capacidades financieras de los adultos realizadas por la OCDE/INFE.
Diversos organismos internacionales y la Política Nacional de Inclusión Financiera (PNIF) definen a la Educación Financiera como “el conjunto de acciones necesarias para que la población adquiera aptitudes, habilidades y conocimientos que le permitan administrar y planear sus finanzas personales, así como usar de manera óptima los productos y servicios que ofrece el sistema financiero en beneficio de sus intereses personales, familiares, laborales, profesionales, y de su negocio”.
El gran reto de hoy en día es adquirir mayores conocimientos y herramientas para utilizar los productos y servicios financieros de una manera correcta en la que nos ayude a optimizar nuestros recursos financieros para proteger e incrementar el patrimonio.
La tarea es comprender y aplicar correctamente los conceptos financieros, obtener las herramientas necesarias para revisión y evaluación de los productos y servicios financieros, así como los derechos y obligaciones al contratar un servicio financiero.
Lo anterior con la finalidad que se lleve a cabo una mejor planeación y administración de las finanzas en el corto, mediano y largo plazo, para cumplir los objetivos en distintos ámbitos a nivel personal, de familia, como empleado o dueño de un negocio.
A través de distintas instituciones se están desarrollando estrategias y proyectos, implementando programas para proporcionar información clara y sencilla, facilitar el acceso a vías de aclaraciones y quejas de los productos y servicios financieros; sin embargo requerimos de mayores acciones y políticas para permear el conocimiento y proporcionar herramientas necesarias a gran parte de la población con la finalidad de generar mejores hábitos financieros, aprovechando las ventajas del sistema financiero para coadyuvar a una cultura financiera y prevención de riesgos.
Así la población en general sobre todo los sectores más vulnerables que no han recibido una educación básica o no tienen fácil acceso a la información, obtengan a través de distinto canales de comunicación los conocimientos para unas mejores prácticas de los productos y servicios y poder realizar una mejor planeación y utilización de sus recursos, hacer comparativas entre los beneficios y comisiones de un producto en distintas instituciones, evitar caer en prácticas fraudulentas, conocimiento de las condiciones al adquirir un crédito y evitar un endeudamiento excesivo, elección correcta de administradora de retiros (AFORE), etc.
Al generar una mayor educación financiera en la población se hace un efecto dominó ya que impacta a la economía y a las instituciones financieras al eficientizar el uso de los productos y servicios financieros.
Fuentes: CEF: Comité de Educación Financiera. OCDE: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. CONDUSEF: Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros. INFE: Red Nacional de Educación Financiera.