El Music Business

ECONOMÍA Juan R. Palacios

Cuando escuchas esas primeras notas de tu canción favorita, inmediatamente recorren memorias por tus neuronas, sentimientos de alegría o tristeza; momentos tatuados en tu alma. Escuchar una muy buena canción puede hacer que se sienta en la piel y liberes Oxitocina.

 Ese momento, es magia pura, es de una en un millón, pero detrás de un gran éxito hay horas, días hasta años de trabajo entre escritores, músicos, arreglistas, productores, distribuidores, vendedores y hasta participación de histeria colectiva por parte de los consumidores de música.

¿Cuál es la fórmula mágica para hacer de un tema un éxito, que pudiera o no ser un éxito económico?

Por años esa pregunta atormenta a la industria musical. Si, y por desgracia, hoy en día, el Music Business es más Business que music. Desde antes del nacimiento de la era digital, finales de los 80s y principios de los 90s, la industria se preocupó más por las ganancias que por la útopica y romantizada visión de la creación de arte como tal.

El ejemplo es futbolero tal cual. Hay aún jugadores que juegan por amor al deporte, por ser los mejores del barrio y la cancha. Su esfuerzo trae como consecuencia el éxito popular, y finalmente la tranquilidad económica. Otros, juegan con el fin explícito de ganar dinero y están más preocupados por salir bien ellos en una selfie al final del partido, que en preocuparse por ganar en equipo. En la música es igual. Una gran idea, una gran tema, una gran canción que perdure en las mentes y corazones es el sueño de todo escritor. El de las disqueras el exprimir cada peso y centavo de esa idea, de ese tema, de esa canción.

Comenzaré suponiendo que la historia de Napster la conocen todos. Era cuando tenías que comprar un LP, un disco, un CD completo por una o dos buenas canciones en el disco. Te gustaba una pero la disquera te obligaba a comprar el disco completo. Con el afán y propósito de generar la mayor cantidad de ingresos, con el tiempo las disqueras se preocuparon cada vez menos en hacer un disco genial, con por lo menos 8 temas éxito, buenos de 10 o 12. Y resumiendo años de malas decisiones, en el pecado está la penitencia.

Pero, ¿Cómo se gana dinero hoy en día en la música? La clave en la generación de ingresos estriba en la repartición de las regalías que genera cada tema al ser comprado, rentado o reproducido. Los ingresos monetarios derivados de la venta o renta de una canción se dividen en dos derechos de autor:

1.-Composición (Letra y Melodía).

 2.-Grabación (Musicalización y literal, la grabación del tema).

Los derechos sobre la grabación del tema recaen sobre el artista y su disquera. Se genera ingreso al presentar los temas en radio terrestre, satelital, digital, así como por las ventas de los discos físicos, temas digitales y la sincronización o venta de x o y canción para ser usada en televisión, películas, video juegos u otros medios.

 Pero los derechos sobre la composición y creación literaria del tema recaen sobre el compositor y creador del mismo, así como su editora o “publicadora” deltema. Tema protegido, por lo menos en México, por INDAUTOR (organismo gubernamental que almacena los nombres de las obras, quienes participaron en su creación, y algunos elementos extras como acordes y partituras para que en caso de plagio, para comprobar legalmente quién es la persona que cuenta con un registro sobre esa pieza musical).

Por ejemplo, El Gran Silencio al interpretar un tema de Los Ángeles Negros, se llevan regalías por grabación y ejecución pública, pero las regalías autorales se las lleva el autor original del tema. El éxito monetario está en ser el cantante y compositor del tema, y luego que éste sea un éxito comercial.

 Por cada vez que alguien escucha una canción, hay dinero para ambas partes. Y aunque hoy en día hay cientos de servicios de streaming, opciones para escuchar música muy poco está entrando como ingreso a los artistas.

Mucho de esto depende en la cantidad infinita de intermediarios, productores, disqueras, publicadores, replicadores y agregadores de música. Por ejemplo, del precio de venta en Spotify, el artista recibe entre $0.006 y $0.0084 centavos de dólar. Otros servicios pagan de manera similar.

Pero hay más opciones para generar ingresos, conciertos, la venta de “merch”, rentar o vender tu tema para un anuncio comercial, una película o un video juego. Dependiendo de la compañía disquera o empresa, el porcentaje debe ser negociado y siempre consultado con un abogado en derechos autorales.

Los contratos estándar vigentes más o menos presentan las siguientes variantes:

Compromiso: 12 Canciones

Lapso: 24 Meses

Porcentajes Venta: Distribuidor 10% – Compañía Disquera 90%

Porcentajes por Streaming: Artista 15% – Compañía Disquera 85%

Porcentajes por Sincronización: Artista 33% – Disquera 66%

Adelanto de Regalías Promedio: $ 1’000.000 Pesos

Presupuesto Marketing Promedio: $ 1’500,000 Pesos

Inversión en Promoción: $ 800,000 Pesos

Costo Promedio de Grabación, Mezcla y Master por Tema: $ 50,000 Pesos Costo

Promedio de Producción por Video: $ 150,000 Pesos

Costo Arte: $ 70,000

Ingresos por Show: 50% Artista – 50% Disquera

Ingresos por Comercialización o Patrocinios: 50% Artista – 50% Disquera

Presentado lo anterior, no hay buenos o malos tratos en la industria musical. Cada artista, solista o grupo es diferente y su arte por igual. Para algunos su principal ingreso son las ventas digitales, para otros es la venta de su mercancía, y con otros, sus ingresos provienen de sus shows y la monetización de sus videos en plataformas digitales. Depende de su trabajo, su promoción, mercadotecnia y esfuerzo, el generar ingresos. Y así está la industria hoy. El negocio es generar negocio. Y a lo mejor, tal vez, el tema que distinga a una generación, la canción que te haga llenar tus futuras memorias y recordar tus mejores sentimientos.