Estimado lector, si has llegado hasta aquí y te has cruzado con estas líneas es porque tienes o has pensado invertir en algún negocio o proyecto con la intención de conseguir ganancias, de igual suerte, probablemente hayas escuchado que no existe una inversión libre de riesgo y que, con la intención de minimizarlo, lo ideal es “no meter todos los huevos a una misma canasta”.
Hoy por hoy nos enfrentamos a situaciones desde un entorno global que afectan nuestro patrimonio, siendo nuestra salud y bienestar uno de los factores que más vulnerabilidad presentan.
Una de las definiciones de la RAE para la palabra prevención es “Preparación y disposición que se hace anticipadamente para evitar un riesgo” y es justo aquí en donde parte fundamental de nuestro portafolio de inversiones debe estar respaldado ante eventos fortuitos y situaciones imprevistas, que al encontrarse fuera de nuestro alcance, ponen en riesgo nuestra vida, nuestra salud y nuestro patrimonio.
Por lo general resulta fácil comprender la necesidad de asegurar algunas de nuestras pertenencias de valor. Es sencillo entender que debemos asegurar nuestra casa, vehículo, negocio, incluso nuestra salud. Claro está, cuando uno asegura un objeto, su valor es lo importante, ya que lo que buscamos compensar es el riesgo de su pérdida con dinero. Pero cuando se trata de nosotros mismos, de nuestra salud y nuestra existencia, intervienen otros factores y sentimientos.
Si bien no es menos cierto que los Seguros de Vida son un acto de amor, son instrumentos creados para proteger las finanzas de nuestras familias en caso de que fallezcamos, e incluirlos como parte integral de nuestro portafolio de inversiones lo fortalece, ayuda blindarlo y a prevenir perdidas económicas importantes en los momentos que más lo necesitamos y en donde nos sentimos más vulnerables: como cuando estamos intentando recuperar nuestra salud después de una grave (y costosa) enfermedad, o cuando uno de los pilares económicos en nuestro núcleo familiar fallece o se incapacita.
Haciendo a un lado el escenario catastrófico y negativo que pudiera implicar vernos en una situación como las que acabo de mencionar, en los Seguros de Vida podemos encontrar oportunidad de crecimiento del patrimonio familiar.
Puede ser la pieza clave para que nuestros seres queridos mantengan, o incluso lleguen a mejorar, su estilo de vida sin tener que sacrificar los bienes que con esfuerzo y sacrificio se adquirieron. Fungen como red protectora patrimonial y muchas veces, con la asesoría correcta, también como trampolín hacía mejores escenarios y crecimiento del panorama financiero en la familia.
Una correcta asesoría y buen perfilamiento de nuestros clientes permitirá generar ganancias con instrumentos de rentabilidad y le permitirá también ayudarlo a proteger su patrimonio y blindando esa estabilidad financiera futura para sus seres queridos.