¿Y por qué no?

COACHING

Cada “No”, esconde un mundo de oportunidades, dejándote la tarea de entender el “Por qué” detrás de cada uno de ellos.

Desde que tengo uso de razón, la palabra “No” ha causado mucha frustración en mi vida. De chico, me educaron como a la mayoría de nosotros: a tener limitaciones, a truncar mis sueños, a ignorar mis talentos, a guiarme por las creencias de los demás y por más que creyera en algo, siempre me topaba con la palabra “No”.

Fui creciendo y esta palabra no desaparecía al contrario, me la encontraba cada vez más seguido. Estaba en todas partes: en mi familia, en la universidad, en la iglesia, en los anuncios y en todo lo que me rodeaba; finalmente, aprendí a vivir en el mundo de la palabra “No”.

No fue hasta mis días de universidad que me di cuenta de algo que -sin saberlo en su momento- sería una de las bases que me llevaría a cumplir mi sueño de volverme un empresario: entender el valor de la palabra “No”.

Tal vez pienses: “¿qué valor podría tener una palabra negativa en toda su plenitud?”, pero es precisamente ahí, en donde se encuentra su valor: en su plenitud para negar.

 Y ese fue mi simple aprendizaje, que detrás de cada “No”, se esconde un mundo de oportunidades: lo que te deja con una sola tarea: la de entender el “Por qué” detrás del “No”.

Hace unos días me dieron la noticia que la banda de rock en la que canto, estará tocando en un evento a beneficio y que tenemos que vender 200 boletos. Yo decidí encargarme de 100, y los otros 100 los dividí entre cada uno de los integrantes de la banda, dejándonos así 12 boletos para vender a cada uno.

Más tarde ese día, un integrante de la banda me dice: “Nayo, después de años de conocerte hoy me di cuenta de por qué eres un líder en tus proyectos”. Me detuve a escucharlo, y él continúa: “cuando nos dieron la noticia de la cantidad de boletos a vender, la primer cosa que hiciste antes de preguntar nuestra opinión al respecto, fue escribir un plan detallado sobre el cómo si lograríamos vender fácilmente los boletos y dividir en pequeñas partes la tarea completa. Ahora que lo pienso, siempre has trabajado de esa manera: si necesitas levantar una ronda de capital, divides la cantidad en unidades de tiempo y estableces tareas diarias y ejecutables para lograrlo”.

Es por eso decidí escribir esta columna, porque aparte de creer que la claridad cambia tu realidad entendí que el primer paso para crear claridad en tu vida, es aprender a identificar el “Por qué” detrás de cada “No”.

Siempre existirán negativas y barreras por todos lados. Como dije en un principio, no podemos evitar el hecho de que nos criamos en un mundo de la palabra “No”, pero lo que si podemos hacer es verlo desde otra perspectiva y entender que en un mundo en donde la mayoría ve negativas, el victorioso es quien encuentra las positivas y decide ejecutar sobre ellas todos los días. Creo que tenemos que aprender a no someternos a una sola respuesta: a confiar en nosotros mismos y a luchar por lo que nos llama.

Después de cambiar los “Nos” a “Por qués”, comencé a sentirme en total plenitud al tener claridad sobre lo que me cuestionaba, empecé a lograr todo lo que me proponía, descubrí cualidades que pensaba que no tenía, se abrieron caminos que habían permanecido cerrados, encontré a la mujer de mi vida, procreamos una familia bendecida y poco a poco, mis metas se empezaron a cumplir.

Aquí es donde me pregunto cuántas cosas me perdí por haberme quedado con esa palabra durante tanto tiempo. Y es que, me di cuenta que la mayoría de nosotros la decimos muchas veces sin siquiera darnos cuenta. No nos percatamos sobre el daño que nos causamos al vivir diciendo “No” tanto a quien se la decimos como a nosotros mismos.

Ahora bien, no quiero culpar a nadie ni a nada ni tampoco polarizar sobre el significado de una palabra. Es más, creo que el ser humano, por instinto, identifica primeramente lo negativo de las cosas y se limita a ser lo que la gente quiere que sea dentro de una sociedad, pero sin duda, también comprobé que al cambiar esa palabra en mi vida, ahora escucho, pienso y contesto de una manera que crea oportunidades.

A fin de cuentas, todo era cuestión de preguntar, entender y vivir diciendo: ¿Y por qué no?