Como cada año, en estos días, soy de los que acostumbra hacer un balance entre lo bueno y lo malo. También, más aún, por estar dentro de los medios de comunicación, procuro hacer una recapitulación de los acontecimientos que marcaron el año que termina.
A nivel local, sin duda, la crisis política estuvo por encima de los temas no resueltos. Hasta ahora resulta Inconcebible que se haya puesto en riesgo la gobernabilidad del estado de Nuevo León, particularmente en estos últimos meses, a partir de solicitud de licencia de Samuel García, hoy precandidato presidencial, junto con el largo y desgastante proceso para la designación de un Gobernador Interino.
No se midieron. Se fueron casi al extremo. Nos tuvieron en una especie de limbo jurídico, cuando no se requería más que voluntad y responsabilidad para seguir trabajando por el bien de los ciudadanos.
Esperemos que esta ausencia del Poder Ejecutivo no limite las acciones que se deben reforzar para sacar adelante los temas críticos como la seguridad, movilidad, agua, medio ambiente… Y para no escatimar esfuerzos en continuar con lo que se ha hecho, digamos, mejor, como la captación de inversión y el desarrollo social.
En el país, la noticia del año, sin lugar a dudas, fue impacto del Huracán “Otis”, de categoría 5, que provocó muerte y destrucción en el estado de Guerrero, particularmente en el puerto de Acapulco y sus alrededores.
Ahí quedó en evidencia la improvisación y la negligencia de las autoridades… Antes, durante y después de la tragedia. Antes, por no haberlo dimensionado y alertado a la población para que se refugiara. En pleno siglo 21 no puede ser excusa que el huracán se haya formado en un lapso de 12 horas. Durante, por no tener la capacidad de rápida respuesta, de poner a salvo a la población. Después, por boicotear y sacar raja política de la distribución de ayuda humanitaria… y por no crear un fondo para la reconstrucción.
Aún así, Acapulco estará de pie, más tarde que temprano, pero eso será gracias a los empresarios del sector turístico.
Y en el plano internacional, la guerra en Medio Oriente, que estalló el sábado 7 de octubre, y que ha ocasionado la pérdida de miles de vidas humanas, tanto en Israel como en la Franja de Gaza. Y que amenaza con convertirse en un conflicto regional, por decir lo menos.
Estamos próximos a cruzar la línea hacia 2024, donde la agenda política estará dominando la opinión pública, tanto en México como en Estados Unidos. Tendremos elecciones presidenciales en ambos países. Cada 12 años se da esta coyuntura.
En esta ocasión, el tema que predominará entre ambos países, será el combate al tráfico de fentanilo, por encima de la seguridad en la frontera y, desde luego, la migración. Entonces, veámoslo como una gran oportunidad y escuchemos las propuestas de todos los candidatos.
A pesar de todo, siempre hay esperanza. Aspiramos a tener un mundo mejor. Y hagamos cada quien lo que nos corresponda.
Mis mejores deseos para usted y sus seres queridos. Felices fiestas.
