Nayib Bukele

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Se ha convertido en la estrella del rock político en América Latina. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, es al mismo tiempo admirado y criticado. En un continente en el que vive un diez por ciento de la población mundial, la delincuencia está desatada. El cuarenta por ciento de los homicidios de todo el mundo se producen en América Latina.

Y entonces llegó él, un joven político que viene del mundo empresarial, con cara de no haber roto nunca un plato. Y este presidente ha sabido golpear a las pandillas de la Mara Salvatrucha y de Barrio 18 con una gran efectividad. El Salvador ha estado sumido en el terror por estas pandillas. Ellas, las Maras y Barrio 18, fueron las que acobardaron a una población de seis millones y medio de personas, durante varios años morían treinta personas al día. Y dónde ciento tres personas morían asesinadas por cada cien mil habitantes. De aquellas terribles cifras a prácticamente bajarlo a cero. Hoy El Salvador se ha convertido en uno de los países más tranquilos de toda América Latina.

Cuando llegó al poder en el 2019, Bueke traía bajo el brazo un proyecto estrella: el Plan de Control Territorial, con el que declaró la guerra a las pandillas y lo ha conseguido. Eso sí, de manera poco ortodoxa. Ha habido detenciones arbitrarias y hay señalamientos de torturas. Si eso es así habría violado los fundamentales derechos humanos.

Bukele se ha convertido en un personaje admirado por muchos de sus presidentes homólogos. Cuando las Maras se dieron cuenta de que se convirtieron en el blanco perfecto de Bukele, tuvieron que emigrar a otros países de la región. Muchos pandilleros se instalaron en la región de Honduras. Por eso la presidenta de ese país centroamericano, la izquierdista Xiomara Castro está queriendo copiar el modelo de Bukele. Pero no solamente en Centroamérica, en otras latitudes latinoamericanas se están buscando políticas análogas.

Estamos ante una estrella del rock político de América Latina. En El Perú de las protestas, en el Ecuador devorado por el narcotráfico, en La Honduras de las maras, en la Venezuela del caudillo Nicolás Maduro, en la Colombia donde las guerrillas y los grupos armados mantienen sus batallas contra la sociedad, aparece este joven político al que muchos pretenden imitar. Eso sí, con ciertos tics dictatoriales. Bukele pretende controlar la Asamblea y afrontar un segundo mandato en un país, El Salvador, donde la constitución prohíbe reelegirse.

La admiración se confunde con la crítica.