BandCamp y el Formato Físico en tiempos de Playlist

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¿Sigue siendo relevante publicar ediciones físicas de álbumes musicales en pleno 2023?

La música ha experimentado una transformación sin precedentes en la era digital, revolucionado la forma en que consumimos música, logrando la apariencia de que entre algoritmos, playlists curadas, sencillos y redes sociales, el formato físico es ya cosa del pasado, una costumbre obsoleta, “tendencia de boomers” como dirían algunos compañeros millenial o gen z… pero esto no podría estar más alejado de la realidad.

Tomemos como punto de partida la plataforma BandCamp, de acuerdo a datos de su sitio: “Los fans han pagado a artistas y sellos independientes 1,190 millones de dólares utilizando Bandcamp, y 16.3 millones de dólares sólo en los últimos 30 días.” BandCamp es una plataforma de música en línea que permite a artistas independientes (y con sello) vender y distribuir su música directamente a los fans, ofreciendo formatos digitales y físicos. Cuando un fan compra algo en este sitio, aprox. 82% del dinero va al artista o a su sello.

Ahora, citando a un artículo de la revista Variety de septiembre 2023: Los ingresos físicos totales de 882 millones de dólares aumentaron un 5 % año tras año, y el vinilo creció un 1 % a 632 millones de dólares, lo que representa alrededor del 72 % de los ingresos del formato físico. Por tercer año consecutivo, los álbumes de vinilo vendieron más que los CD en unidades (23 millones frente a 15 millones).

Estos datos nos hablan fuerte y claro que tanto en el contexto del underground y la música independiente así como en el panorama mainstream, el formato físico (CDs y Viniles particularmente) siguen siendo una importante fuente de ingresos en esta industria. Claro, las subscripciones pagadas de streaming continúan siendo quienes lideran el crecimiento económico en este sector pero cabe señalar una álgida verdad:

Las plataformas streaming y sus ingresos benefician principalmente a los creadores de dichos servicios, NO a los artistas que proveen cada una de las canciones de su extenso catálogo.

La incómoda realidad es que estos modelos asimétricos son altamente abusivos contra los artistas (Spotify paga alrededor de 4,000 USD por cada millón de reproducciones, o menos de medio centavo por reproducción) y más que presentar un esquema de beneficio bilateral, estas plataformas se han convertido en un cuestionable “mal necesario” para que artistas (pequeños/ medianos/ grandes) compartan su música de forma sencilla y eficaz.

De este análisis parte la importancia de recalcar que la venta de Ediciones Físicas (Vinilos, CDs, Cassettes y ediciones especiales) Mercancía (Playeras, Coleccionables) así como los Shows en Vivo, son ingresos altamente significativos para la economía de los artistas (especialmente aquellos que son dueños de sus producciones y que limitan el rol de las disqueras con las que colaboran). Por ello el valiosísimo servicio de plataformas como BandCamp quienes se han posicionado como un verdadero game changer para el enorme ecosistema de música que existe sobreviviendo debajo de la minúscula punta del iceberg que representa los artistas de los TOP10.

En conclusión, me gustaría invitar a nuestros lectores a cuestionarse sobre este tema, a reconocer el valor que socialmente le hemos dado al consumo de nuestra música favorita y a apostarle a la riqueza que nos brinda la diversidad cultural manifestada en música, recordando que a pesar del auge de las playlists y la música digital, el formato físico sigue siendo una parte valiosa y emocionante de esta industria. La experiencia táctil, el coleccionismo, la calidad de audio superior y las oportunidades de ventas directas con el artista hacen que los vinilos, CDs y otras ediciones sigan siendo relevantes hoy en día.

Las artes musicales en su forma física, seguirán tocando los corazones y las manos de sus oyentes, demostrando que la pasión por la música no se limita al mundo digital.