Como gestor cultural y artista busco no solo la supervivencia de nuevas y diversas formas de expresión, sino también su proliferación como parte integral del multiculturalismo.
Aunque la música popular comercial (entiéndase como corriente hegemónica cultural o mainstream) goza de un amplio público y su calidad de producción es cada vez más impresionante, su profundidad artística y la búsqueda de mensajes que eleven el espíritu humano están en declive: en una gran parte de casos se ha relegado la función de la música a mero “entretenimiento banal”, “algo de fondo mientras realizo otra actividad”. Por otro lado, en los laboratorios de los científicos sonoros, el a veces inaccesible lenguaje musical manejado, la falta de colectivos interdisciplinarios, la deficiente difusión y el elitismo cultural por parte de varios compositores contemporáneos y sus pro-puestas vanguardistas son algunas de las causas atribuidas a su dificultad para conectar con un mayor público.
¿Por qué no unir lo mejor de ambos mundos?
Pienso que es urgente establecer vínculos entre la música académica y la popular para fomentar la apertura a nuevas sonoridades, enriqueciendo la experiencia auditiva y abriendo el abanico de propuestas hacia el público general. La intención de estos proyectos híbridos resultantes, es que precisamente por su naturaleza camaleónica puedan fungir como puentes entre las distintas audiencias. A este enfoque le llamo “Creación de Puentes Culturales”.
Si hablamos en concreto del músico-artista, este enfoque lo puede manifestar explorando el hueco entre la música contemporánea y la música popular, fusionando elementos de ambas, con la intención de alcanzar a un público mixto, híbrido. Esto, además de la búsqueda de charlar e intercambiar de ideas con personalidades de ambos “mundos”, atendiendo preguntas clave alrededor de la problemática de creación de nuevos públicos me parece que es una importante estrategia combinatoria para lograr dicho objetivo. Así como esta estrategia, otras pueden emerger desde la trinchera del promotor, del empresario, los medios, entre otros jugadores.
En conclusión
Me gustaría invitar a los artistas, gestores culturales, promotores e inversionistas a ser sensibles y tener en su radar la importancia de apostar, crear y nutrir proyectos artísticos que prioricen (más allá de la mera popularidad, el ingreso económico y el aprovechamiento de tendencias) la búsqueda por la pluralidad; pues así como en el mestizaje, donde la mezcla genética ha sido aquello que nos ha fortalecido biológicamente: el mestizaje cultural, la fusión, el sincretismo y el crossover, son estrategias de supervivencia a múltiples géneros musicales como contrapeso a la apabullante homogeneización del mainstream.
Traigámosle a la audiencia propuestas musicales ricas y preservemos aquello que es tan sagrado para la humanidad: Nuestra Diversidad Cultural.