El liderazgo empático

ACTUALIDAD

De acuerdo a los diferentes sectores de la sociedad, la pandemia nos dejó varias lecciones. Si bien las afectaciones económicas han sido cuantiosas para el mundo entero, particularmente para nuestro país, diversas industrias como la farmacéutica, la hospitalaria y el vasto sector tecnológico tuvieron crecimientos de doble dígito sin precedentes, reafirmando que la salud y la necesidad de los seres humanos por mantenerse comunicados, seguirán siendo dos prósperos negocios.

Al momento de llegar al ciudadano de a pie, ese que está obligado a salir a trabajar para comer y que representa a la mayoría de la población nacional, podemos ver como su poder adquisitivo no sólo ha ido a la baja, sino que además las fuentes de empleo se contrajeron de manera considerable, como lo demuestra el INEGI en su informe del segundo semestre del año donde se reporta una tasa de desempleo del 3.2%.

Con todos estos desoladores indicadores surgen también oportunidades particularmente en la iniciativa privada y para los emprendedores en materia de crecimiento y desarrollo, ya que es un momento de la historia en el que los miembros de las empresas y las organizaciones requieren de guía y orientación, abriéndose el espacio para una nueva generación de líderes.

La llamada nueva normalidad ha provocado una reconfiguración organizacional de las empresas locales y transnacionales al incorporar el home-office, y el cada vez más demandado balance de vida, ha cambiado la nomenclatura de muchos puestos de trabajo, trayendo consigo la posibilidad de crear posiciones no tradicionales como ocurre con una que cada vez observamos con mayor frecuencia en las compañías de vanguardia: el gerente de felicidad, responsable de un área de la compañía cuyas acciones están encaminadas a generar un ambiente de trabajo más productivo, basado en el estado de ánimo positivo de la gente.

Los head hunters siguen sin recuperarse de la sacudida social y económica provocada por la pandemia y en sus búsquedas dan cada vez mayor prioridad a fortalezas personales por encima de las técnicas, como el liderazgo colaborativo, afectivo, consciente y exponencial, porque la empatía es clave para desarrollar una carrera en el mundo corporativo, pero también en las empresas surgidas como resultado del valor de emprender.

Transformación

Lo que conocimos como ese liderazgo orientado a presionar y a tirar instrucciones de manera enérgica, muchas veces utilizando lenguaje ofensivo para los y las subordinadas, se está convirtiendo en un lastre, un estilo gerencial verdaderamente anquilosado, y conforme avanza el siglo XXI las razones por las que un jefe es admirado van más allá de las características tradicionales, relacionadas habitualmente con su conocimiento, experiencia o personalidad arrolladora.

Los puestos de mando en las empresas deben empezar a transformarse conforme a los tiempos que vive la sociedad, porque al estar hiper-digitalizados, manejamos mucha información con torrentes de datos y lecturas que nos permiten comparar a México con el resto de los países del mundo, cuya cultura empresarial, particularmente en Norteamérica y Europa, está cambiando y se dirige hacia la re-humanización y particularmente hacia un naciente estilo de manejo de gente denominado Liderazgo empático, basado en dedicarle tiempo y poner atención a las personas que colaboran con nosotros para que ellos y ellas se sientan escuchados y por lo tanto, tomados en cuenta.

La comunicación eficiente y el cumplimiento de los procesos

Son 2 de las piedras angulares para lograr el éxito económico y estructural dentro de una empresa, cuyo funcionamiento óptimo está continuamente ligado a un clima organizacional sano, partiendo desde la cabeza del organigrama.

Uno de los mayores retos de cualquier director o CEO de una corporación, es lograr desprenderse de su ego para bajar a la tierra y conocer las entrañas de su negocio, esta labor puede ser complicada cuando hablamos de compañías con miles de empleados, pero esto puede hacerse primeramente con la plana directiva, para descender en cascada hacia la línea gerencial, y así sucesivamente hasta llegar hasta las fuerzas básicas.

El título de “jefe” cambia de dimensión cuando lo suplimos por “líder”, esta nomenclatura abre horizontes y genera esperanza porque simboliza a alguien admirado, que inspira y es seguido por convicción.

COMUNICACIÓN DE DOS VÍAS

Saber liderar no es lo mismo que mandar, actualmente los líderes organizacionales operan a través de la confianza: uno de los tesoros más grandes que posee cualquier grupo de trabajo, y que va mucho más allá delegación de tareas, ya que parte de funcionar de esta manera radica en tener una comunicación continua, fluida y de 2 vías para operar eficientemente.

Un líder empático se genera todos los días un espacio considerable para platicar con sus colaboradores de manera aleatoria, dedicándoles 15 minutos o media hora para saber cómo se sienten, escuchando de primera mano cuáles son sus problemas y cuando la solución esté en sus manos.

Este nuevo tipo de líder sabe de la vida de quienes trabajan con él, entiende su situación así como su dolor y al escuchar atentamente se va sensibilizando, convirtiéndose en contexto para su equipo, entonces el estilo de management se va permeando automáticamente hacia el resto de la organización, promoviendo una cultura más sana y transparente al incentivarse el dialogo entre los empleados también.

TRES ESTANDARES PRINCIPALES

De la mano de la empatía está siempre la voluntad de colaborar, las organizaciones que pretenden modernizarse tienen como estandartes principales la colaboración, la inclusión y también la diversidad, tres elementos esenciales que a la larga pueden convertirse en factores determinantes para la atracción de nuevo y valioso talento joven.

La unión de un equipo de trabajo, en esta era es fundamental, y no se consigue si no está amalgamada por la confianza, la delegación equilibrada de las tareas y una guía clara y explícita de lo que se espera de cada uno de sus integrantes.

Cuando un líder está dispuesto a escuchar, su imagen positiva crece de inmediato y se posiciona como un personaje mucho más humano, abriendo las puertas para un término esencial que es la vulnerabilidad, palabra que en otros tiempos se asociaba con la debilidad, pero que se ha convertido hoy en un claro sinónimo de fortaleza, la gente admirará siempre la honestidad y la apertura y el ser vulnerable tiene que ver con que nosotros reconocemos que como líderes no somos infalibles.

Otra característica del líder empático y vulnerable es la tolerancia, el ser capaz de sentarse frente a su equipo en sesiones individuales para recibir retroalimentación directa para conocer de primera mano cuál es el sentimiento general de su gestión y cómo poderla mejorar.

Los líderes deben reconocer que su éxito se debe a la suma del trabajo de todas las personas que conforman su equipo, ya que en las empresas es imposible pensar en el triunfo solitario, cuando no se le reconocen públicamente al equipo sus logros, de inmediato la imagen de quien lo supervisa cae hasta el piso.

La empatía es un sentimiento que al desarrollarse tiende a convertirse en un valor humano y profesional, al ser empáticos abrimos un valioso umbral que le dará paso a diferentes maneras de pensar, de vivir y de ser para convertirnos de inmediato en personas inclusivas.

Nuestros tiempos son de transformación y adaptación al cambio, los líderes que comprendan esto y estén dispuestos a variar su estilo de dirección son los que llevarán a sus empresas a convertirse en lugares admirables.

Convertir la empatía en parte de nuestro código profesional y personal de valores no sólo nos ayudará a crecer, sino que además nos abrirá mucho más los ojos para contemplar la vida desde un punto más sensible y sobre todo productivo.