La creación de puentes culturales

ACTUALIDAD

Parte I.

Me parece evidente que existe una marcada laguna entre dos islas musicales: la llamada música “popular” y la música que se desenvuelve bajo el nombre de “académica”. Al decir “popular” nos referimos a la música que puede abarcar desde el pop, el rock, la música folclórica, y que (en general) crea música desde búsquedas estéticas que se han desarrollado de forma orgánica; evoluciones de géneros musicales, pasados de generación en generación que han ido transmitiéndose y desenvolviéndose. (Rock, Blues, Jazz, Baladas, Pop, Reggaetón, Electro, Alternativo…) A la par tenemos la música académica, una música que regularmente es escrita en notación musical (partitura) y que es una evolución de lo que conocemos vulgarmente como “música clásica”; esta ha tenido también múltiples variaciones, búsquedas y evoluciones estéticas hasta la actualidad, esta música suele tocarse en salas de concierto como salones, auditorios, etc. y es interpretada por ensambles de músicos estudiados en conservatorio. (Barroco, Clásico, Romántico, Posromántico, Impresionismo, Dodecafonismo, Atonalismo, Serialismo…)

Socialmente podemos observar cómo, aun y que hay una heterogénea bastante grande en el mundo de la música popular, existen ciertos códigos, estrategias de comunicación, formas de publicación y demás fórmulas que los proyectos que operan bajo este mundo suelen aplicar para acercarse a su público meta y proliferar.

Lo que sí es muy visible es como los máximos exponentes con-temporáneos de esta música, tienen una audiencia de millones de personas. Por el otro lado, en la música académica, hablando incluso de sus exponentes más populares, no alcanzan un nivel tan prominente y las estrategias de relevancia (publicación, difusión, promoción) parece que no han evolucionado en los últimos 100 años.

Teorizado por el filósofo americano Dwight Macdonald en los 1960’s bajo el término acuñado “Midcult” (cultura media que “diluye” el alta cultura para acercarla a las masas), esta línea propositiva fue la conclusión natural a la cual llegué tras vivir mi propia experiencia entre estos dos mundos.

Por un lado desde mi adolescencia hasta la actualidad he tenido agrupaciones de distintos géneros populares y al mismo tiempo, al estudiar composición musical en la Facultad de Música de la UANL me adentré al interesante mundo de la composición académica. En esa etapa de mi vida, me podía pasar de exponer una sonata para piano a tocar en algún festival como el Corona Revolution Fest junto a mi banda de rock/metal alternativo. Este tipo de transiciones y contrastes sociales bruscos, me permitieron ver con claridad las principales razones por las cuales en uno de los recintos habían 20 personas y en el otro miles. Pude identificar asimismo una importante y creciente problemática en el ámbito cultural actual:

-La gran falta de interés por las propuestas artísticas contemporáneas-. 

La generalizada falta de interés en las propuestas artísticas contemporáneas, como la música académica contemporánea, a mi óptica es un problema significativo pues si ésta no resuelve el cómo conectar con mayor audiencia, a través de las generaciones se irán perdiendo una buena parte de estos “genes culturales”.

En la segunda parte de este artículo les compartiré mi visión sobre cómo se puede atender esta situación y las acciones que nos corresponden como artistas, productores, inversionistas y comunidad. Buscando con ello derribar los muros conceptuales que aún delimitan a las culturas (prejuicios, miedo a lo desconocido, rechazo a la otredad)  y utilizando los escombros para forjar verdaderos puentes artísticos y culturales.