El Jefe tenía otra cara

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A mis apenas 7 años de edad descubrí lo que era la palabra crack luego de ver como Tomás Boy driblaba primero a Osvaldo Batocletti, después a Miguel Ángel Cornero y terminó su obra al batir al Superman Miguel Marín.

 Esto sucedió el martes 3 de octubre de 1978 en un partido entre mexicanos vs extranjeros formado por jugadores de Tigres y Rayados en ambos equipos. El motivo era recaudar fondos para el futbolista de Rayados, Octavio Gómez, quien falleció la madrugada del domingo 24 de septiembre tras jugar un día antes el primer Clásico ante Tigres de la campaña 78-79.

Tuve la oportunidad de estar en este encuentro gracias a que me llevó mi papá Héctor y nos acompañó también mi primo Paco.

Hoy les quiero compartir una de las muchas anécdotas que tuve con Boy, uno de los 10 mejores jugadores mexicanos de la historia; ídolo con los Tigres, donde obtuvo dos títulos de liga y un cetro de Copa.

La primera vez que lo traté fue el miércoles 4 de junio de 1997 luego de que Rayados de Monterrey lo presentara como técnico.

Recuerdo que en aquella ocasión me quedé a solas con él unos momentos y aproveché para preguntarle que por qué no le había pegado fuerte a la pelota cuando le llegó un pase en el área chica ante el arquero argentino Miguel Marín en el partido de vuelta de la final del torneo 1979-80 que se realizó el domingo 13 de julio de 1980, ya que era el minuto 41 del segundo tiempo, y el marcador global indicaba 4-3 a favor de Cruz Azul contra Tigres.

 Se me quedó viendo muy serio, de pronto, lanzó unas carcajadas y me contestó: “Sí efectivamente, debí haberle pegado fuerte a la pelota y sabía que era el gran Miguel Marín, quien estaba como portero, pero quise colocar el tiro, y pues sabes que siempre fui muy cremoso como jugador”, tras contestarme volvió a reírse fuertemente.

 Casi durante un año conviví con Tomás en su etapa como entrenador de Rayados.

 Luego fui un afortunado, ya que el Jefe Boy me atendió dos ocasiones por teléfono sobre unos libros que realizaba, uno de ellos que acabó de publicar de su compadre Jerónimo Barbadillo.

Tomás falleció el 8 de marzo de este 2022 a los 70 años de edad, pero lo quiero recordar por sus alegrías, genialidades y la personalidad electrizante que tenía. Rebelde y polémico, pero lo querías como era. Fuera de entrevistas te mostraba su lado humano más agradable, ya que te hacía reír con sus bromas y platicaba anécdotas. Soltaba grandes carcajadas.

Ahora ya es un inmortal.