Son muy contadas las personas que suelen tener como hábito determinar prioridades en su vida, normalmente se van atacando las cosas conforme van llegando y al final de la jornada entre el stress y el desgaste físico y mental, muy difícilmente nos quedan las ganas de hacer algo diferente o pensar en los resultados de lo que construimos o dejamos de construir.
Ponernos prioridades ayuda a evitar distraernos en aquellas actividades que no son importantes, pero forman parte de nuestra rutina y nos van explotando una a una como pequeñas bombas cuando no tenemos un orden establecido para hacer las cosas.
LA SOCIEDAD
La sociedad cuenta con diferentes parámetros para determinar cuáles de sus miembros han alcanzado el éxito, midiendo tradicionalmente la riqueza, la amplia cobertura del espectro social mediante el nivel de popularidad, y desde luego, los logros profesionales y académicos; es ahí donde la sociedad nos gratifica con su aceptación o nos aniquila con su indiferencia. Pero lo que la sociedad no ha aprendido a medir todavía es la felicidad individual o colectiva, precisamente porque mucha de la gente que triunfa, no necesariamente es feliz, porque ser exitoso no significa tener la llave que abre las anheladas puertas de la felicidad, sino al revés.
LA ECUACIÓN
Quien vive en plenitud y agradece al entender lo que necesita para ser feliz, sin ser necesariamente conformista, tendrá mayores posibilidades para tener éxito dado su autoconocimiento y capacidad para entender qué, de todo lo que lo rodea, le provoca, tal estado de satisfacción. Por lo tanto, la ecuación está invertida, un ser feliz es un ser exitoso, mientras que aquellos que buscan el éxito muy pocas veces son felices porque constantemente necesitan más, y en ése espiral se les va la vida, cuando los negocios no son lo suficientemente grandes, o el ámbito de influencia que pueden ejercer sobre la gente cuando entramos en los dominios del poder.
METAS
Una de las mayores manifestaciones de felicidad es la paz interior y para lograrla debemos tener momentos personales para hacer los debidos altos que nos hagan reflexionar, y como producto de dichas reflexiones es básico además de establecer nuestras metas, nuestras prioridades, porque al momento de determinarlas, sabremos cuál es la manera más inteligente de distribuir nuestro tiempo y con quienes lo vamos a compartir.
El éxito por más años que dure termina por convertirse en algo efímero, nadie tiene el récord de ser exitoso de por vida, pero lo que sí podemos lograr es llegar felices al término de nuestros días, sin arrepentimientos ni remordimientos, sabiendo que ése es, el momento del éxito verdadero.