Movimiento de la Economía Mundial para Evitar una Recesión

Luis A. Sepúlveda MERCADOS FINANCIEROS

El conflicto armado entre Rusia Vs. Ucrania y las decisiones de los Bancos Centrales están moviendo la economía mundial para evitar una recesión. El conflicto armado en la semana pasada cumplió poco más de un mes de haber dado inicio, pese a ello las negociaciones ruso-ucranianas se encuentran estancadas, por lo que el centro de atención de los inversores se ha puesto en las implicaciones del conflicto en el crecimiento económico, la inflación y la dirección de la política monetaria. En ese sentido, comenzaron a subir de tono los comentarios hawkish del presidente de la Fed, Jerome Powell, quien se mostraba a favor de un ajuste más agresivo de los tipos de interés oficiales para contener la inflación y ocasionó un nuevo ajuste al alza en las expectativas de tasas entre los inversionistas a nivel global.

En la eurozona, también, algunos miembros del BCE pedían normalizar la política monetaria, si bien desde un punto de partida y a un ritmo muy diferente respecto a la Fed. En este contexto, durante la semana se produjo un aumento generalizado en la rentabilidad de la deuda soberana, tanto en EE. UU. (+32 puntos base hasta el 2.47% para el bono a 10 años) como en Europa (+21 puntos base hasta el 0.59% para el bono de Alemania). Por su parte, el euro se depreció ligeramente frente al dólar.

El movimiento de sell-off en los bonos y la sorpresa positiva en algunas encuestas empresariales, sobre todo europeas tendieron a favorecer las bolsas internacionales, si bien con volatilidad elevada y resultados mixtos en la semana. En los mercados de materias primas, tanto el precio del petróleo como del gas natural ascendieron a medida que los inversionistas valoraban el anuncio del presidente ruso Putin de exigir el pago del gas en rublos, así como los reportes de avería de un oleoducto ruso en el mar Negro. En Moscú, la bolsa registró un ascenso del 0.6% en su reapertura parcial la semana pasada después de haber tomado la decisión de cerrar por un par de días y contener así las caídas.

Hablando de cifras Europeas (que es donde se está gestando el conflicto) el índice de sentimiento empresarial compuesto (PMI) de marzo cayó menos de lo esperado en el conjunto de la eurozona (54.55 vs. 55.5) y en Alemania (54.6 vs. 55.6), mientras que subió en Francia (56.2 vs. 55.5). Esto apunta a que, aunque la guerra en Ucrania ya está teniendo un impacto negativo en la economía de la región, de momento se trata de un impacto contenido (al menos para el último mes del 1T 2022). Sin embargo, el detalle del índice PMI muestra un deterioro significativo de las perspectivas. La industria se enfrenta a un nuevo aumento de costos (los componentes de precios de los PMI marcan máximos) y a un recrudecimiento de los cuellos de botella (se vuelve a niveles de noviembre).

Además, el consumo privado puede verse muy afectado por la subida de la inflación, como apunta el fuerte retroceso de la confianza de las familias en marzo, hasta niveles de la primera ola de COVID. Por último, Alemania sería una de las economías más afectadas, como refuerza la notable caída del índice Ifo de marzo por el desplome del componente de expectativas.
Por el contrario el conflicto de Ucrania no parece haber afectado de forma generalizada a los indicadores estadounidenses. Así, en marzo, el índice de sentimiento empresarial compuesto (PMI) aumentó considerablemente hasta los 58.5 puntos (55.9 en febrero), situándose en una muy cómoda zona expansiva (por encima del umbral de los 50 puntos). Se trata de una mejora que ha estado favorecida tanto por un in-cremento del componente de servicios como del de manufacturas.

El detalle del índice muestra una demanda muy fortalecida, continuidad en las presiones de precios y cierta mejora en los problemas de suministros. Con todo, el conflicto de Ucrania y, sobre todo, las nuevas medidas de confinamiento en China podrían generar nuevas tensiones en dichos suministros.

La mejora del índice contrasta con el ligero deterioro del mismo indicador para la eurozona tras la invasión rusa a Ucrania. En este sentido, cabe recordar que Estados Unidos es una economía exportadora neta de energía desde 2019 y con débiles vínculos comerciales con Rusia y Ucrania. Por otro lado la FED en su reunión de la semana antepasada, subió la tasa de interés en 25 puntos base, hasta el intervalo 0.25%-0.50% y anunció que espera realizar más subidas en las próximas reuniones.

La intención de la Fed con esta y las subsecuentes subidas de la tasa de interés es restablecer la estabilidad de precios, tratando de perjudicar lo menos posible al mercado laboral. En este sentido, la Fed considera que la economía y el mercado laboral están mostrando una fortaleza tal que debería poder soportar una política monetaria más restrictiva sin necesariamente desembocar en una recesión. También se dio a conocer el índice manufacturero de la Fed de Filadelfia mejoró en marzo, el de la Fed de Nueva York empeoró. Una divergencia que también se aprecia en el avance considerable del índice de producción industrial de febrero, frente a un registro moderado de ventas minoristas en el mismo mes.

En este contexto, en su reunión de marzo, la Fed presentó su nuevo cuadro macroeconómico en el que se aprecia una rebaja en las previsiones de crecimiento económico y un incremento considerable en las previsiones de inflación. Esta persistencia en las tensiones inflacionistas junto a los buenos datos en el mercado laboral justifica el inicio de subidas de tasas.

El entorno de las economías emergentes tal es el caso de México se ve comprometido en sus indicadores de crecimiento y más aún en sus respectivos niveles de precios tanto al consumidor como al productor, por lo que los efectos del conflicto armado se dejarán sentir de igual manera en fuerza pero con tiempos y rezagos diferenciados que valdrá la pena analizar por separado.

Aún así los bancos centrales de estas economías ya han reaccionado de manera anticipada al alza en tasas, estos deberán quizá hacerlo mucho más agresivamente en tiempo y magnitud que las economías desarrolladas para poder detener los choques inerciales de la demanda y oferta que se han profundizado por la pandemia y ahora por la crisis geopolítica que se está manifestando vía las alzas en precios de commodities y energéticos a nivel global, lo anterior orquestando así modificaciones en las expectativas de crecimiento mundial y cambios en las expectativas de los inversionistas, modificando su enfoque a uno más cauteloso reservado para los próximos dos años.