El comienzo de cada año impulsa una energía renovada de compromiso hacia nosotros mismos y nuestros objetivos. Desde el 31 de diciembre, la tradición de recibir el nuevo año con las uvas simboliza la cantidad de deseos que buscamos materializar en los próximos doce meses.
Entre los más recurrentes se encuentran la pérdida de peso, el ahorro de dinero, viajar por el mundo y aprender un nuevo idioma.
Sin embargo, muchos no logran alcanzar estos propósitos porque no se establecen metas concretas. Si observamos detenidamente, los deseos se expresan en verbos en infinitivo que terminan en “ar”, “er” o “ir”.
La palabra “deseo” proviene del latín “desiderare”, y su raíz griega equivalente es “epithymía”.
Ambas palabras comparten la idea de anhelo, ansiar o tener un fuerte deseo hacia algo, confiando en el universo lo que conlleva, desde mi humilde punto de vista, a una pérdida de responsabilidad personal.
ACCIONES
La clave reside en la acción. Establecer metas implica definir pequeñas acciones con fechas límite, incluso aquellas que parecen insignificantes. Es en este punto cuando los deseos se transforman en metas concretas y alcanzables.
METAS
Una meta debe ser medible, específica, aplicable a un día y hora determinados, y finalmente, alcanzable. Establecer metas demasiado ambiciosas puede llevar a la desmotivación, por lo que se recomienda un máximo de tres metas al año, abarcando aspectos personales, profesionales y hobbies para mantener una motivación constante.
PLASMAR
Es crucial plasmar estas metas por escrito, ya que esta acción potencia su impacto en comparación con simplemente mantenerlas en la mente. Además, diseñar el entorno de manera que nos recuerde constantemente nuestras metas contribuye significativamente a mantenernos en el camino hacia el éxito.
Por ejemplo
Si la meta es hacer ejercicio, preparar la ropa deportiva y los zapatos la noche anterior facilita la ejecución del plan. De manera análoga, si la intención es adoptar hábitos alimenticios más saludables, tener frutas y verduras visibles y listas para consumir puede marcar la diferencia. Utilizar herramientas visuales como tableros de visión o post-its con metas profesionales puede mantener el enfoque.
Así mismo, aplicar estrategias opuestas para evitar hábitos no deseados, como esconder tentaciones como chocolates o papitas en lugares menos accesibles, puede ser efectivo.
Estas pequeñas acciones, aparentemente insignificantes, pueden generar resultados significativos a largo plazo, guiando de manera efectiva hacia el logro de metas y objetivos personales. ¡Mucho éxito!