Una economía utópica

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Hace muchos siglos que Europa se hace mayor. Pero el Viejo Continente – así se le conoce – tiene cada vez más achaques.

La población europea es longeva, cada vez más longeva. Las nuevas tecnologías aplicadas a la medicina han hecho que la esperanza de vida supere ya los ochenta años y que en un futuro no lejano podamos llegar a los cien. Pronto superar la barrera de ese centenario ya se convertirá en lago consuetudinario y dejará de ser noticia.

También ha influido la conciencia por la salud, la dieta equilibrada mediterránea y por supuesto el deporte.

Todo parece maravilloso, aunque existe una parte negativa que puede resultar letal para Europa.

En todo el Viejo Continente se están realizando reformas laborales que están impactando en el trabajador de manera determinante, para intentar equilibrar esa difícil balanza de que cada vez hay más gente mayor y menos nacimientos, los gobiernos europeos buscan ampliar la edad de jubilación a los sesenta y cinco o sesenta y siete años dependiendo del país.

En Francia por ejemplo se han levantado las “barricadas” para luchar contra estas medidas. El pueblo francés es el gran contestatario de todos los pueblos europeos. No en vano la Revolución Francesa, que cambió las conciencias del mundo, nació en ese admirado país. Algo parecido pasó recientemente en España. Los trabajadores buscan que no amplíen la edad de jubilación para que puedan gozar más en el ocaso de sus vidas.

Pero ¿qué hacemos en occidente con todos los adultos mayores? ¿Qué vamos a hacer para que no se sientan despojos inservibles? Habrá que buscar más ocio y es ahí donde crecen nuevos modelos económicos aprovechando esta coyuntura. Los viajes, la salud, el wellness…, son modelos de negocios al alza. Todo ello direccionado a la tercera edad que supone un grupo no menor de los europeos.

Hay mucho viejo y no hay niños. Las parejas europeas prefieren vivir sin descendencia para no tener esa responsabilidad y poder “disfrutar” la vida de manera distinta. Sin embargo, todo ello genera un tremendo desequilibrio que está impactando en el modelo económico actual que está cerca de caducar.

A lo mejor lo que habría que hacer es buscar nuevos modelos económicos en los que todos los ciudadanos del mundo pudiéramos beneficiarnos. Pero eso hoy es una utopía.