Cada una de las etapas de mi proceso de autoconocimiento y crecimiento, me ha ayudado a gozar la vida, valorar sus momentos, disfrutar el tener a la gente que amo a mi lado y a no quedarme con nada por expresar.
Durante mi vida he vivido situaciones que me han causado mucho dolor: pérdidas de seres queridos, apegos, heridas sentimentales, vergüenza por algún error que cometí.
La vida es así, a veces te da grandes satisfacciones, al igual que grandes golpes. Después de analizar mi comportamiento en los casos que más recuerdo, me di cuenta que pasé por 3 etapas, donde afortunadamente en todas pude culminar con un aprendizaje.
La primera fue la de sentirme “víctima” aun estando reciente el suceso. Me preguntaba por qué me había sucedido a mí. Atrapado con lo que me pasó, culpaba a Dios o a otros de todo lo ocurrido. Lloraba, lo repasaba una y otra vez en mi mente reviviendo el dolor y me sentía ciclado.
Por consecuencia, conseguía que la gente me viera con lástima. Esta situación hace que las personas que son víctimas sean siempre excusadas de no alcanzar el éxito, no lograr sus metas o inclusive justificadas por no cumplir con sus responsabilidades. En ese estado no existe crecimiento ya que se vive atrapado en el pasado.
Cuando logré entender que lo que me había ocurrido ya no existía y que era una carga innecesaria que pesaba mucho y no me permitía avanzar, lo dejé atrás. Sin embargo, lo único que hice en ese entonces para olvidar mi dolor y seguir adelanto, fue “enfrascarme” en lo cotidiano, en mi trabajo, en mi familia y en mis responsabilidades.
Pero mi día a día no me dejaba nada y aunque ya no tenía el peso de mi pasado, mis días pasaban sin pena ni gloria, conformándome con cumplir mi rutina, dando paso a la segunda etapa, la de “sobreviviente”. Ahí caminaba ligero pero sin haber aprendido, simplemente sobreviviendo a lo que me había pasado, sin entender el para qué.
Ahí comprendí que las situaciones que Dios nos pone en la vida duelen pero nos sirven para crecer. Es difícil contestar la siguiente pregunta:
¿Cómo voy a aprender de algo que me generó tanto dolor? Se necesita mucha introspección, valentía, lágrimas, comprensión y aceptación de que TODO es perfecto, TODO es para mejorar.
Así es como pasó de ser sobreviviente” a superviviente”, llevando a mi vida todo el aprendizaje adquirido. Ahora gozo lo que hago, valoro cada momento, disfruto el tenor a la gente que amo a mi lado, no me quedo con nada que expresar y disfruto cada segundo.
Cada una de esas etapas ha sido importante en mi proceso de autoconocimiento y crecimiento, pero me da gusto decir y compartir con otros, la importancia de no quedarnos estancados, de aprender y agradecer, aunque a veces parezca difícil pasar de ser víctima a “superviviente”.