Los habitantes de Monterrey y su área metropolitana hemos padecido durante años una crisis de movilidad. Un problema que se ha venido agudizando.
El transporte público es malo, caro, peligroso. En ocasiones hasta mortal. Se requieren 5 mil camiones para mover diariamente a cerca de un millón de personas.
Actualmente circula menos de la mitad. Ante la negativa de aumentar la tarifa y la falta de subsidios por parte del gobierno, los prestadores del servicio retiran cada camión que se descompone. Ellos nunca pierden. Ganan menos que antes. Pero sigue siendo negocio. Las mafias antes controladas por centrales obreras, siguen existiendo.
De los 800 nuevos camiones chinos que son parte del plan de reestructuración del transporte público, llegaron unos cuantos. Las fechas de entrega no se cumplieron, según se dijo, debido al desabasto de semiconductores, que afectó a la industria automotriz a nivel mundial, a raíz de la pandemia.
La previsión es que las nuevas unidades llegarán en 2023. Veremos. Pero aún así, el número seguirá siendo insuficiente. La Ecovía, aquel proyecto BRT, Bus Rapid Transit, no tuvo continuidad. Nos quedamos con una sola ruta, que cada vez tiene menos camiones. Recientemente, anunciaron la construcción de tres líneas del metro durante el actual sexenio.
La experiencia nos dice que no lo van a concretar. Yla infraestructura existente está para llorar. La noche del 5 de diciembre se ordenó el cierre de seis estaciones de la Línea Dos, con apenas 15 años de servicio, por registrar fallas graves. De no atenderse, estaría aumentando el riesgo de un colapso, como ocurrió con la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México.
Ojalá que alguien pueda explicar las causas de estas fallas. O la construyeron mal. O no le dieron mantenimiento. O no la utilizaron de manera adecuada. O todas las anteriores. Que digan quién fue responsable y que pague por ello.
Medida dolorosa, pero necesaria. Buscan evitar una tragedia. En la prevención estamos de acuerdo. Pero la solución que están ofreciendo es parcial, a medias, mal planeada, mal organizada. Destinaron camiones para cubrir el recorrido, de Sendero a General Anaya, pero se los quitaron a otros usuarios, particularmente a los habitantes de El Carmen. Transitar por ese tramo en camión ahora es mucho más tardado que en el Metro.
Vamos de mal en peor. Los tiempos de espera se han multiplicado. Seguiremos viendo filas con más de 100 personas en las paradas de camión de toda la zona metropolitana de Monterrey. Los usuarios viajarán en unidades saturadas por tiempo indefinido, con todo lo que eso implica, incluyendo el acoso sexual hacia las mujeres. No lo merece Monterrey. No lo merece nuestra gente. ¿Cuánto perdemos en productividad y en calidad de vida? La mayoría de los pasajeros destina al menos cuatro horas diarias entre espera y traslado. ¿Cuándo contaremos con un servicio de transporte digno, eficiente y a un precio justo?
El día que usted y yo dejemos estacionado nuestro automóvil y optemos por utilizar algún medio de transporte colectivo, porque nos resulte más conveniente. Ese día, tristemente, está cada vez más lejos de llegar.