El manejo de la calma

COACHING

Es brutal la manera en la que los seres humanos hemos sucumbido ante el uso y abuso de la tecnología desde la pandemia.

En muchos sectores sociales ese incómodo factor llamado prisa, ingresa inadvertidamente a nuestro cuerpo cual microscópicos alienígenas e infestan nuestro cerebro provocándonos una inmensa ansiedad, pareciera que somos máquinas para generar dinero y no personas que a través del manejo de nuestras emociones podemos llegar mucho más lejos disfrutando de nuestra humanidad.

No descalificaré jamás el uso de la tecnología como aliada para el cumplimiento de nuestros propósitos profesionales, pero siempre señalaré decepcionado la manera en la que tantos y tantos seres sucumben ante ella, focalizando su atención adictivamente en un teléfono celular que hoy pareciera tener la respuesta para todo.

Organizaciones dedicadas a la investigación de la salud en Europa han demostrado ya, que el abuso del teléfono móvil puede causar tumores cerebrales, síndrome de la contracción del cuello, problemas de la vista, en las muñecas el síndrome del túnel del carpo, insomnio y desde luego sobrepeso y obesidad.

La Nomofobia es el nombre del síndrome ocasionado por el uso excesivo del celular y es generado por el miedo que la gente siente ante la desconexión y estar lejos de recibir información constante, empezando ya a convertirse en causa de suicidio adolescente en sociedades digitalmente avanzadas como la sudcoreana y la japonesa.

La Nomofobia provoca el uso contínuo del teléfono celular.

Regresar a las bases de la comunicación humana es el mejor antídoto que podemos tener para evitar ser presa de nuestro celular y esto se logra mediante el manejo de nuestra ansiedad, procurando tener calma.

Este ansiado estado mental sólo llegará cuando hagamos pausas a lo largo de nuestro día a día y desarrollemos nuevos hábitos para suplir la dañina adicción digital.

Estar en calma significa que podemos tomar las decisiones clave que nos llevarán a liderar una vida más balanceada, nos daremos oportunidades para compartir tiempo en familia, ejercitarnos y simplemente salir a la calle de paseo para reconectarnos con el mundo, haciendo a un lado esa individualidad cibernética que nos mantiene en aislamiento voluntario tantas horas al día.

El amor no se hace mediante el uso de un celular ni tampoco se besa al ser amado con él, nada suple una conversación sincera cuando 2 personas se ven a los ojos y un texto de WhatsApp diciendo “te quiero” puede leerse, pero jamás sentirse como un delicado susurro al oído.

Tengamos calma y procuremos controlar nuestras ansias digitales porque falta todavía lo más severo; cuando la inteligencia artificial empiece a desplazar a la gente de sus puestos de trabajo y cambie por siempre la economía del mundo y su ecosistema profesional.

Aprovechemos que hoy nos tenemos y valoremos cada segundo de humanidad porque vida hay una sola y el reloj está corriendo.