En la actualidad el manejo de la Inteligencia emocional financiera en lo negocios y vida social cobra cada vez mayor relevancia, la pregunta estimados lectores es: ¿Qué tanto lo aplicamos en nuestro entorno? ¿Existe este concepto como tal?, investigue al respecto y no hay mucha información bajo esta fusión de conceptos.
Comencemos por definir y desglosar el concepto; La inteligencia emocional es la capacidad que tenemos los seres humanos para adaptarnos y controlar o encausar nuestras propias emociones y las de los demás, permitiéndonos desarrollar y utilizar nuestras emociones como persona de una manera correcta, a lo que comúnmente llamamos comportamiento de forma civilizada. Sin embargo la Inteligencia emocional va más allá de un comportamiento civilizado, consiste en encausar nuestra energía con templeza y objetividad en busca de la resolución de problemas o situaciones y para expresar de manera adecuada las emociones que se sienten sin dañar a otros.
Si le agregamos al concepto lo financiero, entonces definiríamos que la inteligencia emocional financiera es lograr el control de los impulsos y los estados de ánimo, evitando miedos injustificados, aversión al riesgo financiero, gastos innecesarios, fraudes económicos y conflictos ya sea en el trabajo, en las relaciones de pareja o en cualquier otro entorno social.
Cuando una persona posee inteligencia emocional financiera sabe reconocer el límite de sus emociones económicas y puede mantener el equilibrio en el comportamiento de su dinero, además puede llegar a influir en las emociones de los demás.
La inteligencia emocional financiera sirve para tomar conciencia y control de nuestras finanzas ya sea bajando los gastos y/o aumento los ingresos evitando así situaciones adversas, para conseguir un ambiente armónico y de paz familiar y social.
El miedo injustificado a lo desconocido y a la perdida no nos permite poner a trabajar nuestro dinero de manera eficiente, porque tememos a las minusvalías en nuestro capital, es por eso que menos de un 5% de la población mexicana invierte en mercado de capitales, o lo que es lo mismo en acciones de empresas, prefieren invertirlo en papeles relativamente seguros pero que no necesariamente te ayudan a acumular patrimonio, ya que normalmente estos papeles están por debajo de la inflación y por lo tanto se tiene una pérdida de valor adquisitivo, de tal manera que el miedo se vuelve injustificado ya que la perdida de antemano existe aunque “nos sintamos seguros pero que en realidad no es”.
Recuerdo cuando trabajaba como Directivo de la Banca Patrimonial hace más de 15 años en donde era común ver a los inversionistas poner su dinero en las mesas de dinero, negociaban tasa y hasta amenazaban con irse a otro banco en donde le ofrecían mejor tasa de interés con tal de ganar un cliente más, ahí estábamos en el estira y afloja, era común de parte de los ejecutivos patrimoniales solicitar autorización para aumentarles 1 punto porcentual, (cuando las tasas eran del 15%) para que no se vayan al banco de la competencia; esto ya debería haber quedado en el pasado, pero no es así, solo que ahora no se negocia 1 punto porcentual, sino décimas de punto porcentual por los pocos márgenes que se tienen en las tasas y si, todavía sucede debido al miedo y a la adversión al riesgo.
Debemos de cambiar paradigmas quitarnos esos miedos, aumentar desarrollar nuestra Inteligencia emocional financiera y darnos cuenta que ahora el conocimiento y la diversificación son la clave para la disminución de riesgos.
Otro aspecto de la inteligencia emocional financiera es llegar a comprender y controlar efectiva y positivamente las estrategias de marketing que utilizan las empresas para vender productos por medio de emociones sociales.
Cuantas veces escuchamos o nosotros mismos presumimos las oportunidades de compra por los descuentos que obtuvimos, pero que en realidad no necesitamos.
La Inteligencia emocional financiera permite que podamos conducirnos apropiadamente en nuestras finanzas y dejarnos de presiones sociales, por la boda, bautizos, graduaciones o fiestas de nuestros hijos, padres, hermanos o nosotros mismos. También por quien tiene un mejor automóvil, mejor casa, los viajes, etc.
La inteligencia emocional financiera está conectada a valores de prudencia, poca presunción social que se entrelazan y le permite a el individuo llegar a conocerse a sí mismo y sabe lo que realmente necesita independientemente de lo que quiere, lo que le afianza su autoconfianza, autoestima, automotivación, forma de actuar y de relacionarse con otras personas, es decir, donde el individuo convive diariamente: con la familia, en la escuela, el trabajo o con la pareja lo que generará confianza ya que se logra previo el reconocimiento y posterior control de las emociones que siente el individuo en una situación específica.
Además podemos tener la capacidad y habilidad de descubrir los aspectos importantes de nuestra familia y dependientes económicos: sus motivaciones, perspectivas, intereses, emociones y acciones que nos permiten tomar decisiones claras y objetivas.
No olvidemos llevar nuestra contabilidad personal que nos permita un buen control financiero, para un análisis claras de nuestros gastos, ingresos, deudas, etc, y ahora si tomar decisiones objetivas, ya que al llevar un presupuesto mensual en base a tus ingresos, puedes perfectamente visualizar por ejemplo, si todavía es posible gastar en un restaurant al final del mes, o si tengo presupuesto para comprar un televisor que probablemente no necesitemos pero que la oferta nos tienta a adquirirlo por lo buena oportunidad de precio pero no realmente de necesidad; de ahí la frase que lo que bien se mide bien se controla.
Sin duda alguna un buen nivel de inteligencia emocional financiera colectiva, crearía armonía, paz, bienestar y felicidad en nuestro entorno familiar y social.