INVASIÓN RUSIA A UCRANIA: Posible Internacionalización del Conflicto

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Desde la Segunda Guerra Mundial jamás habíamos estado tan cerca de la posibilidad de la internacionalización de un conflicto bélico. Ni mucho menos de un enfrentamiento nuclear.

Dicen que Vladimiro Putin estaba cada vez más encolerizado viendo como sus infalibles tropas no lograban el objetivo de quedarse con el pastel ucraniano. Por eso no era tan descabellado la posibilidad de una guerra a nivel nuclear. Vladimiro Putin es de los que muere matando. No habla; actúa y lo hace de manera despiadada. Lo hemos visto en Ucrania, aunque antes también pudimos verlo en Chechenia y en Siria. Putin no se toca el corazón. No sabe lo que es eso.

Mientras tanto hay miles de personas que han perdido la vida en lo absurdo de lo inconsciente de una guerra. Hay además cuatro millones de refugiados en las fronteras con Polonia, Rumania y la República Eslovaca. Hace tan sólo unos meses, en plenas navidades, jamás se les hubiera ocurrido, ni por la antesala de la imaginación, que poco tiempo después sus almas estarían deambulando por esas fronteras inabarcables, perdidas de la mano de Dios. Hace tan sólo unos meses nadie hubiera pensado que habría una invasión, ni mucho menos que Ucrania pudiera quedar partida en dos. Pero lo cierto es que todo eso está ocurriendo.

Y ésta no es una guerra sólo contra Ucrania. Es una guerra en toda Europa. En el propio corazón. El conflicto bélico hoy se juega en nuestras fronteras. Y lo digo porque en Europa ya no existen las fronteras tal y como las entendemos. Un ciudadano español, por ejemplo, puede atravesar todo el Viejo Continente sin necesidad de pasaporte. Por lo tanto esa invasión se produce muy cerca de nuestras casas, exactamente en las fronteras de Rusia, Ucrania, Polonia, Rumanía y la República Eslovaca, es decir, en nuestro hogar.

Pero también intervienen otros factores. Europa tiene una dependencia extraordinaria del gas ruso. Es muy fácil que el presidente estadounidense John Biden diga que dejemos de depender del gas ruso. Estados Unidos es auto-suficiente en casi todos los sectores energéticos y, por supuesto, en el gas. Pero lamentablemente no es el caso europeo.

Hay países como España que sólo dependen en un once por ciento del gas ruso. Sin embargo, la mayoría tienen una dependencia total. Es el caso de Bulgaria, Polonia o la República Eslovaca. Alemania, Francia o los Países Bajos tienen una dependencia de más del sesenta por ciento del gas ruso. Por eso Rusia tiene la sartén por el mango en Europa.

La invasión está dando lugar a que todos nos hagamos más pobres. Todo es más caro. Los productos de primera necesidad se han encarecido. Hay economías europeas que corren el riesgo de empobrecerse. Las macro finanzas españolas comienzan a sentir los efectos de la guerra. Hace tan sólo un año España tenía una inflación del dos por ciento, hoy nos acercamos a los dos dígitos. Son muchas las consecuencias de la invasión rusa y todas ellas indeseables. Pero esta locura sólo la puede parar Vladimiro Putin. Él, solamente él puede parar la guerra.