LOS REFUGIADOS DE LA GUERRA

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Seguramente si preguntáramos a cualquiera de los más de cuatro millones y medio de refugiados ucranianos que se encuentran en las fronteras con Polonia, Rumanía y la República Eslovaca, si se imaginaban que vivirían algo así, seguramente no se les habría pasado ni por la antesala de la imaginación.

Europa tiene un gran reto. Y es aquí donde vamos a ver qué tan generosos somos.

Soportar el desplazamiento de casi cinco millones de personas supone un enorme dispendio de dinero para las arcas de los veintisiete países europeos. Es cierto que el grueso lo están soportando los países colindantes con Ucrania.

 Pero todos estamos apoyando. Pero además los veintisiete países del selecto club van a tener que hacer un derroche importante en sus respectivos PIB en gasto de defensa. Alemania de hecho va a hacer la mayor inversión de rearme desde la Segunda Guerra Mundial. Algo parecido pretenden hacer países como España, Italia u Holanda. El miedo a las consecuencias de una guerra a gran escala en territorio europeo está invitando a este rearme sin precedentes en los últimos ochenta años.

Pero el intento de que los millones de refugiados tengan una vida digna en las fronteras, por una parte, y el rearme por otra, están haciendo fracasar el famoso estado del bienestar europeo. Se trata de uno de los mayores logros que ha habido en décadas. Europa se ha convertido en la envidia de muchos países.

Ese estado del bienestar se traduce en que la mayoría de los setecientos millones de europeos puedan llegar a final de mes, tengan una sanidad universal y una educación de calidad accesible para todos. Además de otros rubros que alimentan la vida de los europeos.

De todos modos nadie podía imaginarse que las paredes de Europa estarían cimbrándose ante una guerra que está dándose en territorio europeo; en esa Europa adjudicataria de palabras como libertad o democracia. Fue en Europa donde nació el abrevadero de la cultura de occidente. Ahí nacieron los grandes filósofos, Aristóteles, Platón. También floreció la escultura, la pintura, la literatura, Donatello, Miguel Ángel, Shakespeare o Cervantes. Fue en Europa donde se gestó la Revolución Francesa y la Enciclopedia. Bueno pues de todo ello parece que no hemos aprendido nada, con ese bagaje cultural a través del paso de la historia deberíamos tener cicatrices cauterizadas por la cultura. Pero no. En esa Europa tan elevada se está gestando una de las guerras más terribles de los últimos años. Tenemos muchos retos delante de nosotros. Pero hay uno principal, tenemos que hacer que los refugiados vivan dignamente en el tiempo en las fronteras. Presumo que van a quedarse en esa improvisación durante unos cuantos años.

Nadie se va de su casa. Se sale para buscar un mundo mejor o en este caso porque ya no te permiten estar en tu casa.

Ya pasó con más de un millón de sirios que entraron en Europa por las puertas de Alemania gracias a la generosidad de la entonces canciller Ángela Merkel. Ahora toca el turno a los ucranianos y no nos queda más remedio que ayudarles. No podemos olvidar que cualquiera de nosotros podría haber sido uno de ellos.