Si hablamos de tendencias internacionales no hay cómo no-decir que en el mundo hay una tendencia importante de dejar el Statu Quo atrás.
Desde hace años, hemos estado atestiguando muchas señales de fragilidad sistémica en el Orden Internacional Actual, orientadas algunas a anunciar el fin de un ciclo.
Los desafíos no sólo retan al orden liberal internacional y lo que trajo en multipolaridad y multiculturalidad, también lo hacen con los valores occidentales vigentes de manera no sólo geopolítica: sino en el marco social, religioso y cultural, que a menudo no se le daba mayor relevancia pero que en próximos años serán epicentro de conflictos.
El avance en otro tipo de confrontación este-oeste pareciera ser de las tendencias que se están mostrando más claras.
China continúa levantándose como actor de poder global que viene a rivalizar estratégica y sistemáticamente con un Estados Unidos que, objetivamente, está presentando indicadores de debilitamiento en su liderazgo frente a la vecindad mundial.
La presencia del gigante asiático a través de minuciosos mecanismos económicos y comerciales de cooperación bilateral o multilateral en 138 de 193 países del globo terráqueo, con megaproyectos energéticos de infraestructura, alimentarios, sanitarios, etc., indica claramente que China continuará expandiendo sus alas imperiales a través del capital, para bus-car posicionarse como la principal potencia económica y en consecuencia tener mayor influencia política internacional.
Esto es uno de los elementos que enmarca la confrontación venidera entre el Modelo democrático liberal vs. el Capitalismo sin Democracia.
Pero además muestra en la práctica contemporánea lo que Henry Kissinger dijo en 1973: “Controla los Alimentos y controlarás a la Gente; Controla el Petróleo y Controlarás a las Naciones; Controla el Dinero y Controlarás el Mundo”. China lo tiene claro.
Adicionalmente seguiremos observando el ascenso en importancia de la región Indo-Pacífico como epicentro de cambios en el escenario internacional. Y sí, a esta región hay que prestarle atención.
Los Estados de esa área geográfica han levantado sus propias alianzas económicas, comerciales y geoestratégicas y han decidido agruparse a pesar de lo antagónico de muchos de sus valores y de las características ampliamente diversas y complejas que tienen.
Por otro lado, también se observa cómo otros países emergentes van ganando terreno e influencia en el sistema Internacional. Los países BRICS, por ejemplo.
Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica toman nuevos aires a partir del 1ero de enero de 2024 cuando se les une Egipto, Etiopía, Arabia Saudita, Irán y Emiratos Árabes Unidos para tener el 46% de la población global y el 37% del PIB Mundial.
Esto no es poca cosa si consideramos que el potente G7 (Estados Unidos, Canadá, Japón, Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia) tiene, como contraste, el 10% de la población mundial y el 30% del PIB global.
Entre los nuevos miembros Brics excluyo por el momento a Argentina, pues al momento de escribir estas lineas se han dado las elecciones presidenciales en dicho país, y el ganador, economista Javier Milei, ha indicado que a partir de su toma de posesión el 10 de diciembre de los corrientes, tomará acciones para paralizar el ingreso de Argentina a los Brics o si no, minimizar su participación.
Brics en las tendencias 2024 va más allá de lo previo:
Habla de la continuidad en la intención de la alianza BRICS de desafiar la hegemonía de Occidente y ser una alternativa real de poder global con nuevos miembros que abren puertas en regiones claves y proyectan un fuerte y claro mensaje de expansión.
En cuanto a temas más retadores
Como la adopción de una moneda común, el 2024 será parte de un proceso más largo y complejo, básicamente por las diferencias políticas y económicas que sí hay entre sus miembros. ¿Un ejemplo? India y China que son rivales regionales y en el tema de la moneda, a Nueva Delhi no le interesa facilitar con una moneda común el aumento de la influencia china en el sur global.
En cuanto a temas sociales, religiosos y culturales
Para el 2024 resalta el ascenso del antisemitismo; un antisemitismo que antes era velado y ahora es expreso como en tiempos de antes de la 2da guerra mundial, magnificado por redes sociales y potenciado, sobre todo, por la manipulación y abuso del desconocimiento de millones de personas, a las que se le ha hecho creer erróneamente que apoyar al grupo terrorista Hamás -gobernante en Gaza pero no en el West Bank- significa apoyar a la Causa Palestina, o al derecho (en el que todos coincidimos), a que ese colectivo tenga su país.
Esta situación problemática detonada por Hamás en su ataque criminal y terrorista a Israel el pasado 07 de octubre de 2022 -con la generación de una guerra de vuelta-, detonó multitudinarias manifestaciones y marchas en la que participaron árabes, musulmanes y/o islamitas en muchos países de Europa (principal receptora de estos grupos sociales) con lo cual algunos sectores europeos encendieron nuevas y mayores alarmas, preocupados por verse afectados definitivamente en su tejido social.
Organismos internacionales
Otras tendencias finales que podríamos estar observando en el 2024 con mayor precisión por los signos que ya venían mostrándose, es la continuidad en pérdida de credibilidad de algunos organismos internacionales multilaterales versus el protagonismo creciente de actores no estatales.
La inoperancia e inexistencia de soluciones frente a conflictos puntuales o globales ha detonado serias dudas sobre la vigencia de sus arquitecturas, funcionalidad y credibilidad.
Pero no es sólo ello: temas coyunturales que pretenden ser estructurales como el protagonismo de la ONU frente al controversial proyecto en desarrollo “Agenda 2030” cuestionado por millones de personas también es parte de esa controversia en términos de credibilidad.
Influencia social
Y si hablamos de actores no estatales, no se puede dejar de lado que debido a la amplitud y posicionamiento posibilitado por el uso masivo de la tecnología, internet y redes sociales, seguiremos con el surgimiento de grupos y otro tipo de personalidades públicas, anclas de información y formadores de opinión en temas globales, noticias o ideas que movilicen a las sociedades en ciertas direcciones.
Esa amplitud es buena, pero también puede ser negativa.
De allí lo preocupante que en este 2024 tomen más fuerza dentro de grupos económicos influyentes, lobbystas políticos, organizaciones no gubernamentales etc., ideas en torno a la deconstrucción de la familia tradicional, deconstrucción de la figura masculina, o deconstrucción de la mujer en su rol de madre.
Y esto viene a engrosar el pensamiento que mientras Occidente está muy distraído en definir qué adjetivos estarán usando niños y adolescentes entre “elles”, “todas, todos o todes”, etc., decidiendo si se puede sexualizar a los niños o categorizándose las personas entre supuestos 33 géneros sexuales como si de un catálogo de ropa se tratara, el Este observa gratificado y cosas realmente trascendentales están pasando ahora para la sociedad mundial, todo ello en vías a un nuevo Statu Quo global.