Seguros de vida, un acto de amor. El mejor regalo de navidad

Manuel López TEMAS DE CONSULTA

Amigo Lector, Son épocas de celebrar, de pasar tiempo en familia, de agradecer que hemos podido superar las adversidades y obstáculos que este año y los anteriores nos han presentado. Así mismo, son excelentes fechas para poder establecer y planear nuestras metas a corto, mediano y largo plazo tanto de manera profesional como personal y espiritualmente.

En este ámbito es de gran importancia que cuando pensemos la forma de mejorar y blindar nuestras finanzas personales incluyamos a ese instrumento que es conocido por ser uno de los grandes actos de amor puro hacia nuestros seres queridos. El Seguro de Vida.

¿Qué es lo que lo hace tan especial o porqué deberíamos verlo como tal, un acto de amor?

Bien lo dijo el filósofo, inventor y político Benjamín Franklin: No hay nada cierto, salvo la muerte y los impuestos. Y es aquí, enfocándonos en la primera eventualidad que tenemos certeza de que sucederá, curiosamente es también el tema que algunos, si no es que la mayoría de los seres humanos preferimos esquivar o callar.

Sin embargo, abordarlo se vuelve necesario y fundamental dada su incertidumbre. Esta incertidumbre tiene un precio, que no todos estamos dispuestos a pagar.

Cuando somos conscientes que puede presentarse la muerte en cualquier momento, al faltar el ser querido, son afectadas fuertemente las emociones que requieren tiempo para su recuperación, al igual que la continuidad en su forma de vida económica. Los sueños y proyectos son afectados, el rumbo original se ve modificado, de acuerdo a la estructura de cada familia.

Quienes tienen consecuencias económicas menos negativas, son aquellas personas cuya cabeza de familia contaba con un Seguro de Vida. Éste permite mantener una vida económica diaria con cambios menos bruscos y con cierta estabilidad a corto plazo. El cónyuge que ha quedado solo a cargo de los hijos, al contar con un respaldo económico, puede planificar más responsablemente la afectación en la continuidad del estilo de vida de sus hijos con menos angustias. No habrá necesidad de cambiar de escuela, dejar a sus amigos, cambiar de residencia y de estilo de alimentación, de vestimenta y cualquier otro cambio que se pudiera presentar.

Por otro lado, el escenario de aquellos que no tomaron esas medidas precautorias cambia radicalmente. Si el cónyuge que sufrió la muerte repentina era el que generaba mayores ingresos, provoca angustia en su pareja en los primeros días del suceso y, además de verse afectado(a) emocionalmente por la pérdida de su cónyuge, el esposo que queda se ve perturbado al pensar en la infinidad de recortes que tendrá que hacer en su forma de vida. Cambios en la alimentación, restricciones en algunos gastos del mantenimiento de la casa, cambio de escuela, vestuario, recreación, etc.; y muchos de estos cambios afectarán emocionalmente en sus hijos.

Al adquirir consciencia de la importancia y responsabilidad que conlleva el cuidado y educación de nuestros hijos, adquirir un Seguro de Vida se convierte en un acto de responsabilidad, de protección y en un acto de amor puro. Al no tener nadie garantizada nuestra estancia en este mundo, al no saber si este será nuestro último momento con nuestros seres queridos, debemos prepararnos y tomar las medidas pertinentes en caso de que llegara a suceder antes de que nuestros hijos completen su educación y formación como personas de bien.

Hacer esto es darles uno de los mejores regalos posibles, darles la garantía que aún en el posible escenario de faltar, podrán disponer de recursos que los ayuden a salir adelante.

Y tú, ¿Ya tienes el regalo de navidad para tu familia?