Algunos vivimos en un acelere total, subiendo, bajando, en una carrera contra el tiempo, presionados y buscando quedar bien con todos.
Eso provoca desorganización, falta de concentración, trastornos en el sueño y, por supuesto, mal humor, enfermedades y daño en nuestras relaciones personales.
Hacer una pausa, quedarse quieto un momento, revisar metas y el costo que estamos pagando, nos puede ayudar a valorar prioridades y reenfocar nuestra energía.
Se trata de aprender a soltar y flotar… flotar al menos un momento para poder pensar.
Las vacaciones son un buen pretexto, una desconexión a la vida cotidiana sin importar si sales por tierra, mar o cielo ¡incluso si decides quedarte a disfrutar la tranquilidad de tu ciudad!
Puedes aprovechar para planear, organizar, llevar un mejor control, una administración de tu tiempo que te lleve a donde quieras llegar.
Entonces, lo primero que necesitas es tener una visión. Si no tienes el objetivo claro, difícilmente vas a llegar. Hay una gran diferencia entre tener objetivos y concertar metas.
Los objetivos son bonitos sueños, buenos propósitos que se quieren alcanzar, los puedes reconocer pues se escriben en verbo infinitivo, aquellos que terminan en ar, er, ir.
Son ejemplos de esto:
– Mejorar la satisfacción del cliente.
– Aumentar las ventas.
– Reducir los inventarios.
– Incrementar la participación de mercado.
En el plano personal:
– Bajar de peso.
– Hacer ejercicio.
– Comer sanamente.
Sin embargo, si tú te quedas sólo con el objetivo, difícilmente podrás establecer planes de acción.
Mi recomendación es que establezcas metas. Una meta es el fin al que se dirigen las acciones o deseos de la empresa o de tu departamento. Para que tu objetivo se convierta en meta necesita ser medible. Esto implica que tenga un valor numérico que sea específico, es decir que le pongas fecha de caducidad. Ejemplo:
– Mejorar la satisfacción del cliente al noventa y cinco por ciento a final del año.
– Aumentar las ventas en un quince por ciento en los próximos tres meses.
– Reducir los inventarios en un veinte por ciento en seis meses.
– Incrementar la participación de mercado en un diez por ciento para el año dos mil quince.
En lo personal:
– Bajar 4 kilos de peso en 4 semanas.
– Salir a caminar 30 minutos, al menos 4 veces a la semana.
– Comer al menos 2 frutas y 2 verduras diariamente.
– Tomar un litro de agua al día.
Una meta necesita dueño ¿quién va a llevar a cabo la proeza? Puede ser tuya o puede ser de todo un equipo, así que para poder cumplirla ¡primero necesitan conocerla y comprarla!
Otro punto importante es que sea alcanzable, pues esto es directamente proporcional a la motivación.
Para que recuerdes mejor lo que es una meta, lo vamos a poner en un acróstico:
M edible (lleva un número)
E specífica (pone el tiempo o la fecha en que se llevará a cabo)
T uya y de todo el equipo
A lcanzable, para que sea motivante
Si no tienes clara la meta, es importante que la preguntes ¡o la propongas!
Ahora que tienes claridad, es momento de organizar tu día. Las personas exitosas se distinguen porque además de que se levantan temprano, hacen ejercicio y desayunan antes de comenzar su labor diaria, también realizan una lista con los pendientes a realizar.
Existen diferentes listas. Puedes tener la lista del día, la de la semana, la de los proyectos especiales y hasta la lista de los sueños que algún día harás.
El secreto para llevar a cabo tus metas es asignarles tiempo en tu agenda.
Mi recomendación es que establezcas prioridades de común acuerdo con tu jefe y con tu equipo de trabajo, al menos al principio, cuando estás detectando los proyectos más rentables e importantes.
Los puedes catalogar como A, B Y C.
– Las A son los proyectos grandes, importantes, lucidores.
– B son cosas de rutina que tienen que salir.
– C son cosas sin importancia, que generalmente nadie da seguimiento.
Para organizar tu tiempo, concéntrate en las As. Una petición de tu jefe ¡es una A!
Asigna tiempo para la planeación, el mantenimiento, los cursos o capacitaciones laborales, y el construir relaciones, para evitar que estés “apagando fuegos” causados por crisis.
Dice Jim Ron “Planear es el mejor ahorrador de tiempo que hay”.
Así que llega el momento de desconectarte, verdaderamente desconectarte del trabajo para relajar a tu cerebro y que pueda tener espacio para recuperar la energía.
Acción – recuperación: para ser más efectivo.
Estos momentos de descanso, te pueden servir para cargar energía, liberar tu mente y planear tus sueños con acciones concretas que te llevarán al destino ¡de tu elección!
Muy felices fiestas Navideñas y un maravilloso 2023 cargado de alegría y metas superadas.