La familia fue, es y será el germen prioritario, el núcleo de la sociedad. No hay nada por encima. No hay nada por debajo. Representa el cemento, el principal pilar social para que el mundo funcione y funcione bien a través de la historia. Sin embargo, en los últimos años existe cada vez más el interés de unos cuantos muy poderosos que pretenden aniquilarla. Buscan nuevos modelos sociales, pero buscan sobre todo ser aún más poderosos.
La búsqueda de estos nuevos modelos sociales es relevante. Muchos de estos modelos están caducos. El capitalismo y por lo tanto el neoliberalismo y el manoseo que ha generado a lo largo de tantos años ha dado lugar a vicios que han degenerado en situaciones indeseables de macro corrupciones. La degradación del modelo neoliberal ha explotado a muchos trabajadores –y no quiero que suene marxista porque no lo es– todo lo han hecho para conseguir unos cuantos, muchos más emolumentos.
Lamentablemente así es. Pero ese desgaste no pasa por invenciones “socialistas”. Pudiera ser tal vez por la famosa Tercera Vía de Tony Blair o reinventando y volviendo al origen del capitalismo, con más posibilidades para todos.
En política ha ocurrido lo mismo. Los populismos han surgido como consecuencia de la falta de respuestas a los problemas ordinarios de los ciudadanos. Ante esos políticos ortodoxos que no resuelven los problemas, aparecen esas figuras “iluminadas” con frases efectivas en la forma pero vacuas en el fondo. No se trata de enterrar a la política de toda la vida, pero sí de su reinvención.
Y la familia. Quieren destruirla. Sus permanentes golpes hacia esta institución es el mayor error histórico que ha ocurrido. Se están creando nuevos conceptos de familia con matrimonios del mismo sexo o del sexo opuesto con hijos de parejas anteriores. No se puede estar en contra de ello, de lo que sí estoy en contra es de hacer de ello el estandarte de la “libertad familiar”.
Lo último es la aprobación de la ley trans en España. Dicha ley refiere que un menor de edad puede cambiar de sexo sin consentimiento de los padres. Teniendo en cuenta que en la adolescencia existe mucha confusión, puede cambiar de sexo, pero luego puede arrepentirse. Y ese proceso es irreversible. Es una ley hecha desde la víscera de la izquierda rancia y radical y no desde el intelecto razonado. Así podría seguir uniendo fonemas, hojas y páginas.
Por eso también en el islam nos llevan la delantera al mundo desarrollado y del confort de Occidente. La figura del padre, del abuelo, del sacerdote, en el mundo del que nos jactamos vivir, se ha degradado. Sin embargo, en el islam la figura del Imán es el referente, el faro a seguir, la flecha recta. Tenemos que reconducir el barco de la sociedad y reeducarnos para dar a la familia el valor absoluto que tiene.
Cualquier otra cosa nos llevará al peor de los callejones sin salida.